sábado, febrero 25, 2006

INICIATIVAS. MOMOSTENANGO, una escuela en Guatemala.

Una semana más publicamos una de las últimas cartas que nos ha llegado de Guatemala, de los alumnos de la escuela de Momostenango. Es una verdadera satisfacción recibirlas y poder compartirlas con todos vosotros.

Cuando alguien ha estado cerca, ha sentido de cerca, ha palpado con sus sentidos la pobreza, la miseria y el desamparo, nunca podrá olvidar aquellos fogonazos de realidad que sus ojos grabaron para siempre dentro uno mismo. Lo único que le rescata de esa sensación de desasosiego general, son las miradas y las sonrisas inocentes de los niños. Cada vez que recibimos una carta de agradecimiento de alguno de los alumnos de la escuela guatemalteca, a mi y seguro que a muchos de vosotros os vienen a la memoria mil y un recuerdos de esas sonrisas sin tapujos.



[Trascripción de la carta recibida desde Guatemala de Zoila]

Momostenago, 28 de septiembre de 2005
Escuela Los Olivos

Les saludo cordialmente, a los niños de la escuela Los Olivos
Y quiero contarles lo que me gusta hacer en vacaciones
Me gusta jugar “basketball”, jugar cuerdas y les saludo por hacer
Estas aulas [dibujo] y mi escuela es una escuela oficial mixta
4º grado, sección “A”, les mando un saludo a los niños del campo
y a la escuela Los Olivos, y les agradezco por hacer las dos
aulas y la cocina y mejorar la escuela centroamericana
y también les saludamos a los de Intervida y a la casa de ellos
y les decimos que no se vayan los de Intervida
y me despido
y gracias por su apoyo gracias y adiós
aquí más o menos voy a dibujar mi casa.
[dibujo de la casa.]
Me despido de ustedes, me llamo Zoila.

WHISPERS’ GALLERY. Basic_B, 2004.

58. Locura de Carnaval.



jueves, febrero 23, 2006

LIBROS. Lecturas Convulsivas. "Vivir para contarla", de Gabriel García Márquez.

¿Qué hay de Gabito, pasando por Gabo hasta llegar a Don Gabriel? Pues toda una vida, una aventura de alegrías y desencuentros que se abre camino a través de las páginas de “Vivir para contarla”, las memorias más esperadas de la literatura actual.

Ha vuelto la magia de García Márquez, la de la narración sin tapujos, la de la locura de una literatura viva y candente, la del arte del preciso alquimista para juntar palabras, la de las mil y una miradas de sus personajes. El genio caribeño ha vuelto a invadir nuestros hogares con un libro de memorias que gira en torno a dos ejes fundamentales. Por un lado, se trata de una delicada descripción de su transcurrir en la vida, desde sus primeros años de aldea, en la profunda Colombia, hasta los años interminables de estudiante, cuando forja su oficio, el de escritor. Por otro, es una crónica viva y abierta de la historia de su país, de la Colombia de la guerra civil interminable, desde los tiempos de Simón Bolívar y la independencia del imperio español hasta la actualidad.
Podemos encontrar en la última obra de Gabriel García Márquez, con una narrativa desbordante, un verdadero manual de estilo de cómo se hace un escritor. Su pasión desmedida por la lectura, convulsiva a veces, leyendo todo lo que cae entre sus manos y en cualquier sitio y momento. Y después la llamada desde lo más profundo de su ser para escribir, para dejar correr la pluma por el papel, y exteriorizar todo lo que lleva dentro; sus trabajos incesantes en la prensa, sus primeros relatos y cuentos, sus novelas para la historia.
El autor colombiano también nos deja entrever cual es su ideario literario, de donde salen algunos de sus personajes más entrañables, sus recónditos pueblecitos, el mágico mundo garcíamarquecino; por ejemplo de donde vino el nombre de Macondo, la inolvidable aldea de “Cien años de Soledad”, o como Don Aureliano Buendía, el coronel, se tenía que apellidar Buendía y no de cualquier otra manera imaginable.
“Vivir para contarla”, es ante todo un homenaje a la vida, a la de todos los días, a la de cada uno de nosotros, sin más alharacas ni adornos superfluos que la desdibujen. La lucha diaria, con los demás y sobre todo con uno mismo, que tenemos por conseguir que se haga realidad lo más profundo que llevamos dentro, que aunque no nos demos cuenta, nos pide un pequeño resquicio para poder ver la luz desde que nacemos. En el caso de García Márquez, su sino, para deleite de todos, ser escritor.

Doctor Faustus.

Referencia bibliográfica: Vivir para contarla, por Gabriel García Márquez. Barcelona: Mondadori, 2002.

domingo, febrero 19, 2006

TEATRO. EL RINCÓN DE GORDON CRAIG. A Electra le sienta bien el luto, “La maldición de los Mannon".

De Eugene O’Neill.
Versión y dirección: Mario Gas.
Con: Constantino Romero, Maru Valdivielso, Emma Suárez, Eloy Azorín, Bea Segura, Albert Triola, Emilio Gutiérrez Caba, Ricardo Moya y Sergio Ramírez.
Madrid. Teatro María Guerrero. 12 de febrero de 2006.

Apenas hace medio año que se reponía en el Centro Cultural de la Villa la adaptación que hizo Mario Gas de La Orestiada (ver nuestra reseña en La Tribuna de 3 de julio de 2005), la gran tragedia esquilea que sirvió de modelo esta Electra de O’Neill que ahora se estrena con gran éxito en el teatro María Guerrero. Debido a las similitudes temáticas y estructurales de ambas obras, aunque separadas en el tiempo por más de veinte siglos, no creemos aventurado suponer que ambos montajes son fruto de un mismo impulso germinal, el desafío de enfrentarse a una experiencia creadora sin precedentes, una empresa de gran calado de la que sólo un director de la experiencia y de la avasalladora personalidad artística de Mario Gas podía salir airoso. Y ello incluye la capacidad de movilizar los recursos materiales y humanos para llevarla a cabo, algo harto difícil con las deficientes estructuras de producción de que dispone actualmente nuestro teatro. Es el caso que entonces Mario Gas consiguió contar para el montaje con Vicki Peña y con Maruchi Léon en los papeles principales y ahora, ahí es nada, ha conseguido la participción de Maru Validivielso y Emma Suárez, que constituyen junto a Eloy Azorín un auténtico trío de ases en los que se sustenta el complejo edificio de esta monumental tragedia de la modernidad.

Como con los Átridas atenienses, también sobre los Mannon pesa una maldición familiar, relacionada, en este caso, con los amores adúlteros de un ascendiente de Ezra, y del consiguiente anatema que sobre los descendientes de esa relación han decretado los restantes miembros de la familia, educados en el intolerante credo del ideario puritano. En ausencia de Ezra, que como Agamenon, ha pasado varios años en la guerra, Cristina se ve arrastrada a su vez al adulterio, bajo la implacable vigilancia de su hija Lavinia, que adora a su padre -incluso más allá de lo moralmente tolerable-, y que maquina contra ella para salvaguardar el honor de su progenitor y de la familia. Los acontecimientos que suceden a partir de la vuelta de Ezra -y que omitimos para no desvelar el desenlace de la obra-, darán sobradas oportunidades a Lavinia de ejecutar su venganza, aunque ella misma no saldrá indemne de esa espiral de pecado-sentimiento de culpa-expiación en la que se van a ver involucrados todos los personajes principales.

Muchos son los aciertos de este montaje, que no debería perderse ningún buen aficionado al teatro. El primero de todos es la elección de este impresionante texto, sin duda una de las obras más ambiciosas de un autor que no se prodiga en nuestras carteleras. El segundo tiene que ver con la ambientación; la escenografía y vestuario que firman Antonio Belart y el propio Mario Gas, en su grandeza y sobriedad, crean el marco idóneo para una acción de marcado acento trágico. La sombría silueta de la imponente casa familiar enseñorea la escena y contamina su secreto maleficio a todos los que se cobijan bajo sus muros, excepción hecha del jardinero Seth, que es un mero testigo imperturbable de los horrores. La ciclópea columnata del atrio simboliza el poder de los Mannon, pero también el férreo código de conducta de sus moradores que se trasmuta en una suerte de destino ineluctable. Asimismo resulta certera la dramaturgia, que revela con claridad meridiana las principales líneas de conflicto de la obra rescatándolas de la densa maraña argumental de la trilogía originaria; y la dirección; y, desde luego, el trabajo actoral, un auténtico tour de force para todos los intérpretes, pero sobre todo para los principales, que tienen que lidiar con personajes de gran complejidad. En un polo tenemos a Cristina (Maru Valdivielso) y a Lavinia (Emma Suárez), dos temperamentos recios que protagonizan un verdadero duelo actoral. La primera representa un sentido vitalista, dionisiaco, de la existencia, una mujer madura, vehemente, que no acepta renunciar a la voluptuosidad y a satisfacer sus deseos libidinosos, aún a costa de arrastrar por el fango el honor familiar, y aunque su rival sea su propia hija. Respecto a Lavinia, representa una visión sombría, luctuosa de la vida que reprime toda posibilidad de expansión placentera; a ello une un acendrado sentido del deber que la lleva a sacrificarlo todo, incluso su propia sexualidad, a los dictados de su afán vengativo. En el otro polo está Orín (Eloy Azorín), que es la víctima, un ser débil, aquejado también de pulsiones incestuosas, desequilibrado por los horrores presenciados en el campo de batalla, y al que sólo mueve el resorte de los celos y el de los remordimientos.


Gordon Craig.
17-II-2006.

jueves, febrero 16, 2006

POESÍA. Susurros de un vate: Ángel González.

Había un proyecto que tenía pendiente desde hacía años y que muchas veces había intentado dar forma, pero nunca había visto la luz. Era bien simple: dar a conocer, acercar, invitar sin prejuicios previos, compartir, la Poesía. Es siempre la gran olvidada, la última en aparecer, la que menos lectores tiene, pero sin embargo es la más urgente, la más directa, la más humana, la más necesaria. Además es la más complicada, la más difícil, pero también la que de mejor manera nos hace más confortable el arduo camino vital que sin descanso recorremos día a día.

¿Por qué ahora? Esta es una pregunta complicada de responder, no se muy bien porqué ahora, pero lo que si tengo claro es que hay un par de hechos que me han empujado a aceptar el reto. Uno tiene que ver con el Plan de Lectura “Érase que se era”. Desde hace unas semanas por mi hogar circulan muchos poemarios, muchos nuevos, y otros sacados de la estantería, con una gruesa capa de polvo encima; estábamos llevando a cabo una selección de poemas de amor que luego los alumnos del centro podrían recitar en el acto que hemos organizando con motivo del día de San Valentín. Muchas cosas nuevas y otras tantas veces releídas llenaron nuestros oídos de la magia de la Poesía una vez más. Era el momento sin más.

Otra razón, ha sido Doncellita. Desde que nuestro querido Ratoncito la descubrió, al menos para mi, sus palabras me han acompañado muchas veces desde entonces, sus palabras llegan, sientes, te invitan a dejarte llevar por su bello y duro mundo, el de todos. Doncellita haces que miremos la vida de otra manera, que sintamos cosas que tenemos ahí, muchas, muchos de nosotros, pero que escondemos porque no es fácil asomarse a esos balcones, hay miedo al abismo, al saber más sobre uno mismo y asumir ciertas cosas. Desde aquí te animo a seguir regalándonos preciosas sorpresas cada día, y también invito al resto de “blogueros” que se acercan a Whispers que de vez en cuando os asoméis al balcón de Doncellita, dadle una oportunidad y no os sentiréis defraudados.

No voy a hacer un discurso academicista, no estoy a la altura de ello, ni tampoco pretendo desmenuzar la Poesía. Lo que voy a intentar es ofreceros algunos poemas que a mí me han hecho sentir la Poesía dentro de mi; sin tapujos, el poema, el poeta y tú. Espero que muchos os acerquéis a algunos de estos maestros y sintáis en vuestras entrañas todo lo que llevan dentro sus palabras.

Hoy os presento dos poemas de Ángel González. No hay ninguna razón en concreto para haberlo elegido a él. Llego a mis manos su poemario “A todo amor: antología personal” de Visor, y lo leí una tarde nublada y fría de estas que nos han acompañado tantas veces durante de este mes loco de Febrero. Había oído hablar del poeta pero no me había cercado a su obra, como de tantos otros, y de tantas otras cosas. Nunca es tarde. Sin más Ángel González.

Poética.

Escribir un poema: marcar la piel del agua.
Suavemente, los signos
se deforman, se agrandan,
expresan lo que quieren
la brisa, el sol, las nubes,
se distienden, se tensan, hasta
que el hombre que los mira
-adormecido el viento,
la luz alta-
o ve su propio rostro
o –transparencia pura, hondo
fracaso- no ve nada.

Muerte en el olvido


Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso
pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

Ángel González.

Más Ángel González: A media voz

miércoles, febrero 15, 2006

EL PARTIDO. Papá, ¿por qué somos del Madrid?

Se es del Madrid por partidos como el de anoche. Ayer se vivió una de esas noches mágicas del Bernabeú, las de las remontadas históricas. Faltó un gol para pasar, pero delante estaba todo un Real Zaragoza que metió seis goles seis al Madrid en La Romareda, y además actualmente se trata de uno de los equipos más en forma de la Liga. No pudo ser, pero seguro que los buenos amantes del fútbol, y los profanos también, vibraron y disfrutaron de lo lindo con un partido loco como el de ayer.

En mi casa no hay tradición futbolera, no le gusta a nadie el deporte televisado, pero yo desde chiquitín sentí predilección por el fútbol, jugué muchos años y no me perdía un partido de mi Madrid en mis años mozos ni loco. Con el paso de los años el fútbol en mi vida son varios partidos al año, la selección y alguna final europea y bueno las sorpresas inesperadas como la de anoche que parecía más un bluf mediático que las ganas de los jugadores por sacar adelante la eliminatoria. Los colores siguen tirando, pero ya no es lo mismo, un buen partido es un buen partido, vista quien vista la camiseta.

Hay mucho más que descubrir y disfrutar en la vida que veintidós tíos detrás de una pelota. Ahí reside el problema, cuando te quedas estancado en ese rectángulo verde marcado con cal, y no sales de él, o no sabes. Puedes. Salta al vacío sin miedo y verás. Déjate llevar y disfruta.

IMAGEN: Dos Brigattos: El Documentalista Indocumentado, a la izquierda de la imagen con camisa blanca, con símbolo de Melmac en su hombro izquierdo viendo interesadamente un partido de fútbol, representando el papel de forofón porque no le gusta el fútbol. A la derecha de la imagen con jersey oscuro y estrella de poli malo, el Patrullero Mancuso, sin disfraz, al natural, haciendo de las suyas, pasando del fútbol, como siempre y dando tralla al de al lado. Como siempre rodeados de unas buenas cervezas. En aquella ocasión tb estabán presentes además del que suscribe, el Cheng de Mostelfa y el Chasky.

martes, febrero 14, 2006

TEATRO. EL RINCÓN DE GORDON CRAIG. En torno a La gaviota, "Seis actores en busca de Chejov".

De Antón Chejov. Adaptación de Juan Pastor.
Con: María Pastor, Raúl Fernández, Ana Miranda, Joseph Albert, Ana Alonso y Alex Tormo.
Dirección: Juan Pastor.
Madrid. Guindalera Escena Abierta.
 

Ha debido de ser un camino arduo, erizado de dificultades, con el trabajo añadido de la supresión de personajes y de readaptación del texto a la medida del elenco; enfrentados director y actores a esta obra de madurez de Chejov (que planteó dudas al mismísimo Stanislavsky en el momento de su estreno por el Teatro de Arte de Moscú allá por el año 1898) y en la que está reunida toda la capacidad de introspección psicológica del autor y toda su fuerza poética; pero el empeño ha merecido la pena, pues el montaje ilustra un encuentro gozoso con lo más genuino de la dramaturgia chejoviana.

Juan Pastor parece haber seguido el consejo de Stanislavsky de que para representar las obras del dramaturgo ruso es necesario formar parte de ellas, vivirlas, experimentarlas; y es que, en efecto, el espectáculo declara abiertamente, para quien sepa escucharlo, ser el efecto de una inmersión sostenida en las profundas aguas de una escritura fecunda que describe con pasmosa naturalidad y con agudo sentido del humor los más variados estados anímicos, los comportamientos más extraños o la azarosa embestida del destino que con tanta frecuencia zarandea de manera caprichosa a los pobres seres humanos.

Aun con sensibles recortes, los episodios esenciales del argumento y las líneas principales de conflicto permanecen intactas en la adaptación de Juan Pastor; el elemento nuclear de la trama está contenido en el apunte que le sugiere a Trigorin la gaviota muerta a los pies de Nina en la última escena del segundo acto: “Una joven como tú -le dice Trigorin a Nina ante el cuerpo exangüe del ave que acaba de abatir el irritado Kostia-, ha vivido a la orilla de un lago desde la niñez. Ama el lago igual que la gaviota y es feliz y libre como ella. Pero un hombre acierta a pasar por allí, la ve y no teniendo nada mejor que hacer la destruye, lo mismo que a la gaviota”. La alusión tiene un inequívoco acento premonitorio que Nina no acierta a comprender. Abandonando a Costantin, que está verdaderamente enamorado de ella, por el escritor maduro, cuya aureola de artista triunfador la seduce, elige el camino equivocado. Le sigue a Moscú, pero su ídolo pronto la abandona, y dos años después, cuando se inicia el cuarto y último acto, volvemos a encontrar a los protagonistas en el mismo lugar del comienzo pero la destrucción ya se ha consumado.

La ambientación, vestuario, y, sobre todo, el “gestus” y las actitudes de los personajes destilan ese peculiar aroma a vida provinciana que tan certeramente describen todas los obras de Chejov y que Juan Pastor ha sabido sugerir magistralmente. Son los miembros de una clase acomodada y decadente que sestean en los interminables atardeceres veraniegos, disfrutan de sus privilegios, inmersos en los pequeños placeres de una vida disipada y estéril que quieren cerrar el paso al mundo nuevo que intenta abrirse camino y que simbolizan Kostia y Nina.

Pero el enfrentamiento de las dos clases y su desenlace trágico deja espacio suficiente a la vida; a la Vida con mayúsculas, a ese torbellino de afanes, ilusiones, amores, desengaños, entrega y egoísmo que modela la existencia de los personajes y que les confiere un protagonismo absoluto en la conformación de la obra y del espectáculo y en cuya construcción se concentra quizá el mayor esfuerzo creativo de la compañía. No es fácil hacer distingos en la ponderación de un trabajo tan exigente y riguroso como el que llevan a cabo todos los miembros del elenco, aunque, obviamente, algunos tienen mayores oportunidades de lucimiento. Alex Tormo borda al dócil y bonachón maestro de escuela Medvédenko, de andares torpes y ademanes pausados; Ana Miranda es la engreída y diletante Arkádina que administra en su provecho el ascendiente que tiene sobre el resto de personajes manejándolos a su antojo; Raúl Fernández está espléndido en el papel del impulsivo e irascible niño mimado Treplev, modula con gran maestría el paso del entusiasmo y la alegría iniciales, cuando la vida le sonríe, a la decepción que le produce la traición de Nina, hasta verse postrado, finalmente, en un estado de melancolía y de profunda tristeza. Junto a él encontramos la belleza ajada, lánguida y el pesimismo enfermizo de la despechada Masha (Ana Alonso); y en el extremo opuesto, en fin, María Pastor, soberbia en su papel de Nina, una joven sincera y apasionada, personificación del lado luminoso de la vida, símbolo de la libertad y de las ganas de vivir, que afronta su destino trágico con entereza y resignación sin perder un ápice de su belleza serena y delicada.

Gordon Craig.

En torno a la gaviota. La Guindalera.

INICIATIVAS. MOMOSTENANGO, una escuela en Guatemala.

[Trascripción de la carta recibida desde Guatemala de Tomás Obispo Xiloj Pelico]


Momostenago, 28 de septiembre de 2005

Queridos [compañeros y compañeras] de España
Es un gusto para saludarle ustedes en España Cabanillas
Yo les [agradezco] por la ayuda que nos han dado
Nos construyeron dos aulas y una [cocina] que sirve mucho
Gracias por las cosas nos han dado le [agradezco] a ustedes
Es un gusto para mi escribir a los amigos del colegio olivos
Por la ayuda nos han dado gracias amigos de España
Me despido de ustedes amigo de España buena suerte
De sus trabajos
Atentamente: Tomás Obispo Xiloj Pelico.
Mi foto: [foto]

domingo, febrero 12, 2006

VIDA RURAL. La criatura.

Estabas asustado. Ha pasado tanto tiempo que no lo recuerdas, pero fueron unas largas semanas preñadas de temores y de advertencias diarias, cuidado dónde vas, no te alejes mucho del pueblo, no paraba de repetir tu madre y todas las nuestras, día tras día, por la mañana, por la tarde, durante la charla que rodeaba la cena. Tus temores eran otros y seguro que no soñabas con ello, pero la Guardia Civil que ya estaba investigando lo sucedido si que te quitaba el sueño.

Una tarde de verano, una más de tantas, medio pueblo paseaba por la cañada Iera, un antiguo paso de ganado, todavía vivo desde los gloriosos tiempos de la Mesta castellana, pero ya en desuso. Se trataba de un agradable camino sembrado de hierva radiante, verde y tupida, flanqueado a un lado por una olmeda fresneda y por el otro por tierra de labor, barbechos o rastrojos, campos recién segados que amontonaban paquetes de paja todavía sin recoger.

Tú estabas en la terraza del bar, ¿recuerdas el “store-bar”?, con la entrañable y enamoradiza sonrisa de Marisol enfrente tuyo preguntándote que qué iba a ser esta vez. Estabas sentado con tus amigos, seguramente degustando unas cervezas bien frías o unos chatos de vino de la tierra. Estas reuniones veraniegas eran un verdadero acontecimiento, con lo que te costó que tus padres te dejaran asistir, te sentías arropado, tus amigos, tu grupo, en ese momento era tu vida, una forma de ser, de diferenciarse de los demás y de ocupar un lugar de privilegio dentro de la comunidad.

Recuerdas también, estoy seguro de ello, cuando llegó Aurelio acalorado. Entre sudores y un tartamudeo acelerado debido a la celeridad de su llegada, venía a la carrera calle Mayor abajo, nos dio la noticia entre grandes aspavientos: una criatura había atacado a dos mujeres en la Iera, una de ellas había caído de espaldas en una de las cunetas y la otra permanecía aterrorizada entre un ataque de nervios.

Gumer, de Gumersindo García López, corrió a su casa que se encontraba cerca del Ayuntamiento y en unos minutos regresó con una escopeta de caza al hombro. Alzó la voz y pidió voluntarios para dirigirse al lugar y dar caza a la criatura. Tú y los que esa noche compartían contigo mesa os levantasteis y en seguida os ofrecisteis a acompañar al bueno de Gumer, soltero irredento, al que la vida nunca sonrió, pero a pesar de su carácter “hosco” y malhumorado muy buena persona.

Un cielo estrellado, totalmente despejado os acompañó durante el paseo. La escena era dantesca, Gumer daba instrucciones por doquier y voceaba que no os alejarais demasiado, mientras Alfonso intentaba calmar a Merce, su mujer. Alma ya no se encontraba allí, su marido Antonino ya la había llevado al puesto de la Cruz Roja para ver cual era el alcance de su traspié. No encontrasteis ni rastro de la criatura y en un par de horas volvisteis para el pueblo. En ese momento el resto, yo y BreakFrenill salimos de la oscuridad del soto bosque y nos unimos al grupo de valientes que había acompañado a Gumer. El camino de vuelta estuvo jalonado de sonrisas cómplices y miradas socarronas. El único que seguía con la cabeza caliente y no se daba cuenta del cachondeo que nos traíamos y de que el grupo había aumentado era Gumer, podría haber sido su momento de éxito, su última oportunidad de ser alguien en el pueblo, pero una vez más no fue.

La maldita careta que PrettyBreak trajo de Nueva York, tras su añito de estudios en América, se escondió en lo más profundo de nuestro garaje para no volver a salir nunca más de allí, hasta que hace unos meses apareció hecha pedazos debido al paso del tiempo y a la humedad insoportable de su escondrijo. Diez años hacía de lo ocurrido, diez años sin rastro de la bestia. Seguro que recuerdas bien las risas y las cervezas que compartimos hace unos meses para rememorar la estelar “aparición” de la criatura.

martes, febrero 07, 2006

LIBROS. "Soy Charlotte Simmons", de Tom Wolfe.

Enfrentarte con Tom Wolfe después de haber gozado con la lectura de la insuperable “La hoguera de las vanidades” era algo arriesgado, pero la tentación de volver a revivir la intensidad de la narrativa del genio de Nueva York era muy grande. Abrí con muchas ganas la última novela del americano, titulada: “Soy Charlotte Simmons”, que se adentra hasta en los más profundos intersticios del mundo universitario norteamericano, pero me quedé con el sabor agridulce de la decepción. El listón dejado por “los amos del mundo” era muy alto y la pobre Charlotte se queda tan sólo en una arriesgada apuesta que no culmina en una gran novela.

A pesar de lo dicho unas líneas más arriba, y sin querer desanimar a intrépidos lectores, aunque quizás muchos se queden en el camino después de lo leído arriba, Tom Wolfe nos ofrece una visión certera de lo que es el mundo universitario en su país, que muchas veces se asemeja, y se convierte en fiel reflejo de lo que sucede en España también. La historia de Charlotte, una inteligente joven inexperta de Sparta, un pueblo perdido de las montañas de Carolina del Norte, es también el diario del camino a recorrer, los ritos de paso que van desde la adolescencia a la iniciación de la madurez, con todos sus sinsabores y las constantes frustraciones que rodean la reafirmación de la persona y las relaciones con uno mismo y con tus semejantes.

El señor Wolfe nos muestra sin tapujos lo que rodea a la universidad, a la educación superior en un centro de élite en su país: Dupont, y también nos ofrece un fiel testimonio de la vida estudiantil “real”: las fiestas desenfrenadas preñadas de alcohol y de sexo, el papel insignificante de las actualmente denostadas Hermandades de alumnos, la hipocresía de los “estudiantes deportistas”, que cuentan con asignaturas “B” menos exigentes y con “becarios” a su servicio que los ayudan en el estudio y la realización de trabajos, el consumismo feroz que atrapa a los muchachos y la preeminencia como norma de éxito vital de la imagen corporal sobre el desarrollo intelectual y la exigencia personal, etc.

Charlotte Simmons viene a la Universidad con la ilusión de algo más que lo descrito arriba, en el párrafo anterior, un mundo de fantasía que ha ido creando en su cabeza con la inestimable ayuda de su profesora favorita en el instituto de Sparta. Es una chica inteligente, primera de su promoción en el instituto de su pueblo y con una capacidad por encima de lo normal. Sin embargo choca con todo lo descrito anteriormente, es el “bicho raro” que se interesa por conocer, por ampliar su formación y fraguarse un futuro a base de estudio y esfuerzo. Su apetecible y generoso físico y su inteligencia le ayudan a ir capeando el temporal y a, por un lado saciar, a medias, su ansia por conocer, y por otro a relacionarse con todo ese mundo universitario lastrado por la continua fiesta y por la predominante idea de conseguir los objetivos marcados con la ley del mínimo esfuerzo.

Referencia biliográfica: "Soy Charlotte Simmons", de Tom Wolfe. Barcelona: Ediciones B, 2005.

WHISPERS’ GALLERY. Basic_B, 2004.

57. Ave fría.



lunes, febrero 06, 2006

PLAN DE LECTURA "ÉRASE QUE SE ERA". Nace el Boletín Platero.

Presentación.

Entre las diversas actividades que estamos llevando a cabo en el contexto del plan de fomento de la lectura “Érase que se era” que venimos desarrollando desde principios de curso está la de difundir entre los miembros de la comunidad educativa información sobre los fondos de la Biblioteca y sobre los libros de reciente adquisición así como proporcionar recomendaciones útiles para estimular el hábito de la lectura entre nuestro alumnado.

Con este objetivo iniciamos la publicación de estos pequeños boletines informativos que recibiréis periódicamente. Desde aquí os ofrecemos nuestra colaboración y ayuda para esa ardua tarea que todos, padres y profesores, tenemos por delante: despertar el interés por los libros, estimularlo y acrecerlo.

Recordad, por último, que en la página web del Instituto, IES Luis de Lucena , en el sitio reservado a la BIBLIOTECA tenéis también una permanente información sobre novedades.

Los alumnos opinan.

Las lecturas que recomendamos los profesores obedecen con demasiada frecuencia al imperativo de la Programación de las diferentes asignaturas del currículo y no siempre son las más acertadas o las que mejor responden a las inquietudes o a los intereses de los estudiantes. Iniciamos con la publicación de este BOLETÍN informativo la difusión de algunos títulos de libros de lectura no obligatoria recomendados por los propios alumnos y alumnas del instituto.

Todos estos libros podréis encontrarlos en la BIBLIOTECA del Instituto. El préstamo es gratuito.

jueves, febrero 02, 2006

TEATRO. EL RINCÓN DE GORDON CRAIG. Gorda. "El Rap de los XXL"

De Neil LaBute
Con: Luis Merlo, Tete Delgado, Iñaki Miramón y Lidia Otón.
Dirección: Tamzin Townsend
Madrid. Teatro Alcázar. 26 de enero de 2006.

Una acertada promoción publicitaria y, por qué no decirlo, una cierta dosis de atracción morbosa hacia el espectáculo de la deformidad que el propio título de la obra sugiere, ha despertado un inusitado interés entre el público por ver el montaje que comentamos, interés que se ha traducido en llenos completos en todas las funciones prácticamente desde el mismo día del estreno.

Claro es que hay otros motivos que justifican la buena acogida que el público está dispensando a la obra. Y tratándose de una trama extremadamente sencilla, y con personajes más bien esquemáticos las claves del éxito hay que buscarlas en su actualidad y en el humor que destila. Sobre todo en esto último, que funciona como un aliviadero por el que descargar nuestras tensiones y conjurar la crispación social a la que nuestra clase política -por cierto, a veces bufonesca pero con nulo sentido del humor- parece querer arrastrarnos.

El argumento, como ya he dicho, es simple y puede despacharse modificando ligeramente alguna de las muchas frases que aparecen como reclamo publicitario en una página de contactos: chico agradable y de buena presencia conoce a chica franca, simpática y ... gorda, en restaurante de comida rápida. Ellos son Toni y Elena. Contra todo pronóstico, debido a lo hiperbólico del físico de Elena, Toni se siente atraído por ella, iniciándose una relación que se va a complicar desde el primer momento por causa de los tópicos imperantes sobre el aspecto físico de las personas y a los que Toni es incapaz de sustraerse.

El conflicto que los inhabilita para vivir en pareja nace de un prejuicio; del prejuicio que nos ciega y que nos impide ver como personas normales a todos aquellos que como Elena, por la razón que sea, tiene la desgracia de cargar con un corpachón que supera los ciento veinte kilos, que nos induce a mirarlos de soslayo, como si fueran bichos raros; el prejuicio que nos autoriza a hacer sobre ellos todo tipo de burlas y chistes no siempre de buen gusto, o a avergonzarnos de ellos cuando los tenemos por amigos, parejas, o compañeros de trabajo, como si el mero hecho de su gordura, de una envoltura corporal alejada de los patrones estandarizados, fuera una maldición bíblica.

Pero el prejuicio no está sólo en el escenario, está también en la sala, entre el público. Y me atrevería a decir que lo que más regocija al respetable no son las permanentes meteduras de pata de Toni, fruto de esa reserva a la que aludimos y que le imposibilita para hablar y comportarse con naturalidad cuando está con Elena, o a fingir ante sus amigos que a él “eso” le da igual; no, lo que despierta las carcajadas más rotundas y sonoras es el patetismo de algunas situaciones, las invectivas de Blanca, que une a su desprecio por la sobreabundancia de Elena el furor de amante desdeñada, pero sobre todo, el permanente regodeo de Alex, su sarcasmo y la brutal franqueza con la que, en sucesivos ataques de sinceridad y de cinismo, ironiza sobre el nuevo noviazgo de su compañero y confidente. Hay una cierta crueldad en todo ello a la que cedemos de grado porque, al fin y al cabo, se trata de un juego, aunque al final nos quede un ligero cosquilleo en la conciencia.

La espléndida versión al castellano que han realizado Luis Colomina y la propia directora, Tamzin Townsend, en un estilo ágil y con un lenguaje muy actual, hace que lleguen con toda nitidez al espectador las sutilezas del diálogo, la claridad palmaria con que son emitidos muchos juicios de valor y la ironía y el doble sentido de multitud de expresiones en las que con frecuencia se esconde la comicidad. Meritoria es asimismo la puesta en escena, un espacio versátil y funcional que deja todo el protagonismo al trabajo, solvente, de los actores. Un montaje, en fin, divertido, fresco, inteligente, que nos permite reír a gusto durante un par de horas mientras nos inocula de forma indolora una buena dosis del virus de la autocrítica.
Gordon Craig.
29-I-2006.